viernes, 22 de junio de 2012

Nora Rodríguez: 'Hay que integrar el móvil en las aulas'



Los jóvenes de hoy crecen a la vez en dos mundos: el real y el virtual. Educar para ambos espacios es uno de los retos del siglo XXI. Así lo ve Nora Rodríguez (Buenos Aires, 1960), pedagoga, filósofa y autora de Educar a niños y adolescentes en la era digital (Paidós). Rodríguez analiza en el libro algunos de los aspectos que padres y educadores deben tener en cuenta a la hora de formar a los más pequeños. La pedagoga subraya también que ahora más que nunca es necesario escuchar y dejar que los niños se expresen para evitar que el día de mañana formen parte de “la generación ni-ni”
- ¿Cómo hay que educar en la era digital?
Vivimos en la era del conocimiento, en la era reflexiva y por tanto hay que educar desde la reflexión. No podemos seguir educando a los niños como lo hacíamos hace 60 años. Es decir, para que sean sumisos, conformistas y alguna otra cosa que estuviera de moda hace 60 años. Deben ser activos.

En la era digital los niños acumulan información pero no reflexionan sobre ella. El cerebro de las nuevas generaciones está siendo solo acumulativo y es nuestra labor enseñarles a integrar. Por eso uno de los grandes desafíos de la era digital es trabajar desde el currículum integrado en las aulas. Por socializarse también en un mundo paralelo y digitalizado, el cerebro de los niños de las nuevas generaciones tiende a desechar aquello que no está integrado. Es absolutamente necesario enseñarles a reflexionar de un modo integrado.
- ¿Por ejemplo?
El famoso ¿Y tú qué piensas? o ¿Cómo te parece que lo podemos hacer?
- Y ¿En casa cómo se enseña esto?
Ahí me parece importantísimo que el niño esté en el centro activo desde su aprendizaje. Hay que enseñarle, desde edades muy tempranas, a volver sobre sus pasos cuando se equivoca. Nos quejamos que los niños no toleran la frustración, pero ¿Qué hacemos desde la educación para que aprendan a hacerlo en una sociedad en la que serán tentados a frustrarse permanentemente para consumir más?
- ¿Los niños son hoy un consumidor más?
Sí. Nos hemos creído una infancia totalmente diseñada por el marketing. Los padres, la familia o los colegios piensan que un niño de dos años sabe elegir. ¡Pero un niño de esa edad no puede elegir! Creo que hay un gran desfase entre lo que se está pidiendo que haga, lo que realmente hace y las posibilidades que tiene.
- ¿En el mundo digital?
Claro. Creo que se está haciendo un esfuerzo desde la tecnología cuando el esfuerzo tiene que ser desde el capital humano, la comprensión de la neurobiología. Se dice que los jóvenes prefieren estar más en internet que estudiando y eso es absolutamente normal porque se socializan en dos mundos paralelos al mismo tiempo. Y el cerebro tiende a preferir aquello que está integrado y a rechazar todo lo aislado. No es que el niño no prefiera estudiar primero matemáticas, después sociales y por último historia. Simplemente es que esto viene aislado. No se trata de tener más tecnología, sino de saber integrarla creando momentos de aprendizaje significativo donde puedan incorporar todo.
- ¿Cuál es la mayor lección que deben aprender los niños en la era digital?
Hay que enseñarles a reparar, a volver sobre sus pasos. Pensar que ellos tienen mucho que decir. Los niños y los adolescentes son protagonistas en sus juegos, pero no les estamos dejando ser protagonistas en la sociedad ¿Por qué prefieren las redes sociales? Porque pueden jugar a ser otro. Pues hay que incorporarlo en la vida cotidiana ayudándolos. Para que sean participativos en la sociedad.
- Pero a veces es complicado no pasar la línea entre hacerlo participar y darle demasiada responsabilidad…
Es el problema de los adultos. A los dos años nos preocupamos que sepan controlar esfínteres, a los tres se mandan informes a las familias diciendo que el niño no se sabe abrochar la bata y a los nueve no se les deja salir de casa por miedo a que le pase algo, cuando lo que toca es estar en grupo. O los cargamos de actividades extraescolares simplemente para que estén recogidos. Esta sociedad, por la deslocalización del adulto, está educando como a contramano a los niños.
- ¿A qué se refiere?
A los siete han acumulado un montón de sabiduría y quieren demostrar lo que saben. Es la etapa de la chulería. Pero si no permites que demuestre lo que sabe ¡no te quejes si a los 15 forma parte de la generación ni-ni! Habrá que haberlo dejado crear proyectos y llevarlos a cabo. Además es la etapa en que están preparados para frustrarse, no les afecta. Se está llenando de tecnología todo y estamos olvidando toda esa otra parte.
- ¿Habría que dejar un poco de lado la tecnología?
No. Hay que ir a favor de ella porque cada vez que vamos en su contra abrimos más el abismo entre los dos mundos. Los niños están viviendo en los dos mundos. ¿Por qué cuando un profesor escucha un móvil se pone nervioso? ¿Por qué el móvil no forma parte de algún trabajo en el aula? ¿Por qué no está integrado en las aulas? En casa el niño está cenando con sus padres, suena el móvil y el padre deja la comida para contestar ¡¿Y les pedimos que en las aulas esté apagado?!
- Se les recriminan cosas que los adultos hacemos...
¡Claro! Se dice que los jóvenes son adictos a internet, pero, en los momentos de descanso familiar ¿Qué hace la familia? ¡No se van a dar una vuelta! Papá con su ordenador, mamá con el suyo y el niño con el suyo. Y el cerebro de los niños está siendo desde edades tempranas programado para quedarse más tiempo enganchado a aquello que esta integrado.
- En el libro dice que los niños van camino de ser brillantes académicamente y pobres afectivamente. Muy duro.
Se está dejando mucho de lado la idea de lo que el niño puede hacer y puede dar. Por un lado permitimos que sean protagonistas de sus juegos, les exigimos un rol académicamente de excelencia y por otro no les permitimos que actúen socialmente desde sus propias ideas. Tienen una participación importante en la sociedad y las aulas y la familia los tienen que escuchar. Pero no se trata de escuchar desde un sentido de la bondad: hay que escuchar lo que ellos tienen que decir como personas. Tenemos que aprovechar este momento histórico de la sociedad para empezar a formar desde la ética y desde los valores.
- ¿Los chicos están enganchados al teléfono móvil?
No. Es la consecuencia del miedo a la sociedad de los padres. ¡Se lo han dado los padres! Hay padres que piensan que dándole el móvil ya está cuidado aunque no sepan con quién va. Y esto es grave.
- ¿A qué edad cree que un niño puede tener teléfono móvil?
Depende de cada niño y situación. Si el niño pasa muchas horas en casa solo y sus padres van a venir tarde, el móvil puede ser interesante. Tampoco creo que todos los adolescentes tengan que tenerlo.
- En el libro recalca que los niños no son tiranos.
Mucha gente gana dinero con esto y horroroso. Los niños y los adolescentes son los grandes estigmatizados en esta sociedad. No solo son consumidores sino que también son objeto de consumo y objeto de estigma. Los grandes responsables somos los adultos porque no hemos sabido encontrar nuestro lugar en la era digital. Ellos naturalmente ya manejan 20 millones de cosas que generaciones anteriores hemos sudado para aprenderlas.
- Los videojuegos también están estigmatizados…
Sí. Y enseñan a tener un tipo de pensamiento que de otra manera no tienen. Y si les transmitimos que deben tener pensamiento integrado lo que no podemos hacer después es desintegrarlo. ¿Por qué las cosas iban más o menos mejor hace 100 años? Porque lo que decía la familia era lo mismo que decía la sociedad y la escuela. Hoy no es así. Y los únicos que están siendo cada vez más medicados son los niños y los adolescentes. Y menos escuchados. Estamos preparando generaciones que van a tener que vivir en una sociedad donde el trabajo para toda la vida no existe y donde van a tener que resolver aquellas cosas que ellos no han provocado. Y la única manera es prepararlos es desde un lugar donde podamos unir realmente lo digital a la manera de educar.
- ¿Y cómo se hace eso?
No poniendo al niño en el centro de las disputas familiares, sino haciéndolo partícipe de que puede volver sobre sus pasos o que si lastima a otro tendrá que reparar. Deben aprender a tomar conciencia de que está en manos de ellos cambiar de actitud cuando algo no va bien.
- Esto se debe pedir en cualquier época ¿No?
Pero ahora más que nunca. Ahora todo es veloz, todo es ya. La era digital tiene de malo que los chicos no saben esperar, lo quieren todo rápido y ya, no toleran la frustración y lo que no tienen lo toman por la fuerza.
- Es el modelo que ven…
Sí. Aunque no lo diga directamente, con este libro intento alfabetizar un poco a los adultos. Por primera vez se están socializando en dos mundos paralelos.
- Y es necesario que los padres conozcan este mundo paralelo.
Por supuesto. Y además deben tomar estrategias de este mundo paralelo para educarlos.
- ¿Cuáles?
Poner en ellos la responsabilidad de los actos de diferentes maneras acorde a las diferentes edades.
- Los niños también están en las redes sociales…
Aquí se está dejando mucho de lado el contagio emocional. Hay que enseñar a los niños a que, desde las redes sociales, tiendan a hablar más cosas positivas, porque a una velocidad increíble lo malo se expande. Y como ellos están en una etapa en la que solo pueden contar lo malo –especialmente los adolescentes- esto va generando cosas que tienen consecuencias bastante negativas. Hay que empezar a educar para que las redes sociales tengan una mirada más colaborativa. Desde la familia se puede enseñar a estar en ellas desde otro lugar. Hay que enseñar que es más importante unir que desunir.

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